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Un proyecto de UNSTA recibirá más de 12 millones de pesos

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El proyecto, que propone convertir el lactosuero en un alimento nutritivo para poblaciones vulnerables, fue seleccionado de entre 451 propuestas presentadas en todo el país.

En el marco de la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el hambre” lanzada a fines de 2020 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, se subsidiaron 147 proyectos por un total de 915 millones de pesos. La provincia de Tucumán presentó 21 investigaciones de las cuales cinco resultaron acreedoras de un subsidio que totaliza más de 38 millones de pesos. 

El proyecto presentado por la UNSTA, liderado por la Doctora en Biología Martha Nuñez, también directora de la Licenciatura en Gastronomía en la UNSTA, recibirá 12,5 millones de pesos. El proyecto constituye la continuidad de una investigación previa realizada durante el periodo 2018-2020, y que fuera íntegramente financiada con fondos de la UNSTA.  En esta nueva etapa, de planta piloto, se abordará la elaboración de un alimento funcional con base en el aprovechamiento del lactosuero.

El lactosuero es un subproducto con alto valor nutricional que surge del proceso de elaboración de quesos. En Tucumán suele ser utilizado como alimento para cerdos, o bien se lo desecha. 

“Los proyectos que participaron de la Convocatoria de Ciencia y Tecnología contra el Hambre son importantes, y que nos hayan evaluado positivamente es un gran honor. Quiero agradecer, en nombre del equipo, a las autoridades de la Universidad y a la mesa lechera de Trancas, que siempre nos apoyaron”, agradece Núñez.

Además, valora la posibilidad que el desarrollo de este proyecto al permitir incorporar nueva maquinaria a la Universidad, y a través de esta a la región NOA, que luego podrá ser utilizada en la elaboración de otros alimentos.

Multipropósito
Si bien el foco del proyecto se concentra en lo alimentario y nutricional, además redundará en beneficios ambientales que no pueden ser ignorados. “Todo el volumen de lactosuero que no es utilizado para la elaboración de quesos y quesillos produce un problema ambiental debido a la elevada demanda biológica y química de oxígeno que requiere su degradación. Al utilizarlo con fines alimentarios ese contratiempo se soluciona”, asegura Nuñez.

“En el lactosuero hay mucha lactosa y proteínas de alto valor biológico, y prácticamente no contiene grasa -explica Núñez-. Lo tenemos a disposición en la cuenca lechera de Tapia-Trancas, en la que se producen 100.000 litros de leche por día”.

La Doctora explica que la clave de este proyecto es integrar lo nutritivo y lo culinario. Completadas las investigaciones a nivel laboratorio, el próximo paso es la instancia de planta piloto, donde se utilizarán 1.000 litros de lactosuero. Luego continuará la etapa industrial. Se buscará emplear el ingrediente para la elaboración de un queso untable y para mezclarlo con jugos vegetales, que también se producen en la cuenca Tapia-Trancas. El objetivo es que, además de nutritivos, los alimentos sean sabrosos, aromáticos y con buena textura. 

Nuñez apunta que el Proyecto ya cuenta con el aval de la Mesa Lechera de Trancas, así como el aporte de los productores queseros: “vamos a revalorizar la región láctea. Buscamos además que estos alimentos lleguen a poblaciones que presentan altos requerimientos nutricionales, en especial niños y ancianos, por lo que vamos a necesitar los respaldos ministeriales que hagan falta”.

La planta piloto funcionará en el norte de la provincia, puntualmente en Benjamín Paz. La Doctora destacó que detrás del proyecto trabajan en conjunto bioquímicos, nutricionistas, médicos, ingenieros (para la planta pilotos), contadores, licenciados en administración de empresas y economistas, quienes dan desarrollo comercial y valor al producto. 

“Esperamos superar pronto la pandemia porque necesitamos movilidad, contacto con los productores queseros y lecheros. Las cosas se complican, pero nos sobran ganas de hacer las cosas por la comunidad, que necesita alimentos nutritivos y al alcance desde el punto de vista económico”, puntualiza Núñez.