“EL BIEN APROBADO EN COMÚN”
El servicio del Rector en la UNSTA
Autoridades presentes
Autoridades civiles, municipales, militares y eclesiásticas
Autoridades universitarias y de instituciones educativas
Comunidad universitaria de la UNSTA
Invitados especiales
Muy respetados Señoras y Señores.
Hace más de 800 años, Santo Domingo de Guzmán, con una visión innovadora, insertó profundamente en el propósito de su Orden el estudio ordenado al ministerio de la salvación. Él mismo, que llevaba siempre consigo el Evangelio de San Mateo y las Epístolas de San Pablo, condujo a sus frailes hacia las universidades y los envió a las grandes ciudades “para que estudiaran, predicaran y fundaran conventos”.
La Orden de Predicadores nació y se desarrolló en Europa prácticamente al mismo tiempo que florecían las primeras universidades, recibiendo en ellas formación y, a su vez, enriqueciéndolas con la investigación y la docencia de muchos de sus frailes, entre quienes el más conocido -y querido para nosotros- es Santo Tomás de Aquino.
Por esta especial relación entre la Orden y el ámbito universitario, la designación de un nuevo rector en nuestra Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA) es siempre una ocasión propicia para renovar su misión al servicio de la predicación del Evangelio. Esta misión se lleva a cabo, en primer lugar, según el modo propio de una universidad católica: promoviendo una reflexión continua a la luz de la fe y en fidelidad al mensaje cristiano tal y como lo presenta la Iglesia.
Asimismo, la UNSTA cumple su misión como universidad de la Orden de Predicadores, es decir, dominicana, mediante una organización que busca destacar la participación orgánica y equilibrada de todas sus partes en pos de su fin propio. Es importante detenernos en este punto: en un mundo donde la intolerancia, la violencia y la guerra parecen cobrar nuevamente fuerza y legitimidad, el modelo de gobierno ejercido por la Orden de Predicadores durante ocho siglos adquiere una relevancia renovada.
Sin querer hacer una lectura geopolítica de nuestro contexto o de la situación global, con sus vaivenes de derechas e izquierda, democracias y nuevas dictaduras, guerras y armas… Entre tantas otras situaciones que podríamos mencionar, es posible advertir que todo ejercicio de gobierno queda, al menos, confundido… El poder, o expresado con fidelidad y corrección evangélica, el “servicio”: ¿Cómo se juega?, ¿cómo se ejercita?, ¿a quién compete?, ¿cuál es la medida prudencial? La Orden con sus ya más de 800 años ofrece un marco confiable, una trayectoria de búsqueda de sabiduría en su ejercicio y, a la vez, un modo concreto de llevarlo adelante. Tanto para la vida de los frailes, y sin romper los ambitos y competencias propias de su misión, es también modelo para la Universidad. Este modelo pues de la Orden encuentra una elocuente expresión (literal del latín) en la máxima medieval que afirma: «El bien que es aprobado en común se promueve con rapidez y facilidad».
Cada órgano de la Universidad tiene una función específica: de gobierno, gestión, administración, supervisión, etc. El bienestar del conjunto depende de la interacción armoniosa entre ellos, de que cada uno asuma sus competencias específicas. En un contexto cultural donde a menudo se fomenta la división, la descalificación mediática, los rumores y la confrontación, y muchos más… para nosotros, la comunión, el diálogo, el respeto, la responsabilidad y la transparencia deben ser signos distintivos de nuestra comunidad universitaria. Signos distintivos y, a la vez, vocación y desafío de evocar una unidad profunda en la rica diversidad que nos configura.
En definitiva, la UNSTA aspira a desarrollar su actividad dentro del marco de la misión evangelizadora de la Iglesia, dando testimonio de Cristo y promoviendo la investigación y la docencia a la luz del Evangelio.
Si bien esta misión es inmutable en su esencia, también es dinámica y exige una adaptación permanente a las circunstancias de cada tiempo y lugar. Es fundamental que tanto en la vida personal como en las instituciones sepamos distinguir entre aquello que constituye nuestra identidad y permanece inalterable de aquello que es circunstancial y debe evolucionar para expresar mejor esa identidad y responder a las necesidades de cada época. Así, cada período rectoral conlleva nuevos desafíos y prioridades.
En este sentido, la UNSTA, para concretar y materializar su misión, consta con su plan estratégico institucional 2023-2027, fruto de la amplia participación de la comunidad universitaria. Así mismo algunas de las cuestiones más relevantes para el rectorado que hoy inicia el Ing. Federico Fanjul serán entre otras, continuar la implementación de su plan estratégico, desde las competencias específicas de cada instancias que componen la universidad; profundizar en la evaluación de otros que nos aportan su parecer y experiencia, o aquella evaluación que podemos hacer nosotros de nosotros mismos; ser y colaborar como centro de saber para toda la comunidad local, en el Noa, y más allá de las propias fronteras. Pero también la UNSTA, enraizada y compañera de la misión que la Orden, ser la instancia de reflexión, ejecución y evaluación de toda nuestra predicación en todas las obras de enseñanza de la Orden en Argentina y Chile. Desde ya, muchas gracias por tu generosa aceptación de este servicio a la Universidad.
Por último, toda institución, para subsistir y avanzar, se apoya en lo construido por gestiones precedentes. En la vida personal ni en la institucional nadie comienza de cero; siempre edificamos sobre la base del esfuerzo y la dedicación de quienes nos precedieron. Por ello, queremos expresar, y en el mimo propio, nuestro agradecimiento al rector saliente, Cdor. Francisco López Cruz, por su compromiso y labor a lo largo de estos ocho años, así como a todas las personas que han trabajado con él. Mucho es lo que podríamos mencionar, y dejar algo fuera de la consideración nos haría cometer un gran error. El esfuerzo de tu trabajo ha hecho crecer nuestra universidad. Deseamos que en tu oración puedas dirigirte al Señor con las palabras del evangelio (Lc. 17,10): “soy sirvo que he cumplido con mi deber”.
El papa Francisco nos recuerda, “la educación es siempre un acto de esperanza que, desde el presente, mira al futuro”. A la vez, como Iglesia hemos comenzado nuestro camino hacia la celebración del misterio de la salvación, de la Pascua de nuestro Señor. Este comienzo de período rectoral se vuelve entonces un tiempo oportuno para buscar, con nuestra educación, ser más fieles y esperanzados servidores del misterio del amor que nos salva.
Pidamos a nuestro Señor Jesucristo, por la intercesión de Santo Tomás, que bendiga el trabajo realizado y sea propicio para seguir acompañando al nuevo rector.
Por su amable atención: ¡Muchas gracias!