De manera individual o grupal se crean constantemente representaciones que construyen formas de conocimiento, a la vez que se crean significados e imágenes con los cuales buscamos comprender el mundo, nos comunicamos y actuamos en la sociedad. Siguiendo a Roger Chartier en su libro El mundo como representación, afirmamos que las representaciones sociales permiten a los individuos construir una comprehensión de lo social, “una interpretación de su relación con el mundo y lo sagrado”.La investigación de las representaciones sociales ha probado ser fecunda para investigar aquellos fenómenos que ocurren en la interfaz entre la persona y la sociedad. La noción de representación social tiene una naturaleza abierta que propicia la integración de las experiencias subjetivas individuales y de los sistemas de interacción social. Esto es posible ya que uno de los aportes significativos de la nueva historia cultural, que pone el foco en las representaciones sociales, es la de considerar al individuo, “en su inscripción en el seno de dependencias recíprocas que constituyen las configuraciones sociales a las que él pertenece” (Chartier)
Por ello indagar en las representaciones sociales sobre iglesia y religiosidad, habilita para interpretar el contexto, los esquemas comunicacionales y cognitivos proporcionados por la cultura, así como los patrones de valores de los diferentes actores sociales que formaron parte de estas instituciones o las observaron críticamente.
En un contexto de diversificación del campo religioso como el actual, el estudio de las representaciones sobre la Iglesia, la Orden Dominicana, las prácticas y creencias religiosas, brinda la oportunidad de ahondar en el campo de la experiencia religiosa que transita profundas transformaciones y un intenso proceso de reacomodación en el escenario socio cultural hoy como ayer.
Gadamer, en Verdad y Método, al abordar la idea de tradición, plantea la importancia de la transmisión y la necesaria recepción y apropiación por parte de los sujetos. Cada contexto epocal impregna un modo de representar la realidad. Desde esta perspectiva, investigar las representaciones sobre iglesia y experiencia religiosa, implica interpretar la tradición, su invención, recepción y transformaciones. Toda interpretación es una representación, cada nueva representación conserva algo pero coloca elementos nuevos. En el mismo sentido, Chartier plantea que las representaciones no deben comprenderse meramente como “reflejos” de la realidad sino que son parte constitutiva de la misma. Plantea este autor que los esquemas que generan las representaciones “deben ser considerados al mismo tiempo como productores de lo social”. Los conceptos no pueden ser ya considerados como la expresión transparente de una realidad exterior o de un sentido dado previamente. La tarea del historiador radica entonces, en parte, en incorporar el análisis y la interpretación de los significados subjetivos, asignados por los sujetos históricos a los conceptos utilizados por ellos para comprender y describir su realidad.
En el análisis de las representaciones sociales, los itinerarios de vida y la percepción que los sujetos fueron elaborando, nos impulsa a la elaboración de biografías como un camino metodológico ineludible para visibilizar las representaciones de la experiencia religiosa de una época, concentradas en la singularidad de una vida. La recuperación de los itinerarios de vida de algunos protagonistas, permitirá visibilizar el mundo de las representaciones, en la interfaz de lo individual y colectivo.
Por otra parte la reconstrucción de la vida cotidiana en el convento de los dominicos de Tucumán, permitirá un abordaje a las prácticas religiosas, el sistema de creencias, las costumbres que reflejan la cosmovisión en la que vivieron inmersos los frailes en la bisagra de los siglo XIX y XX. En cuanto al campo específico del arte, la interpretación se convierte en representación, que posibilita no sólo la determinación del objeto, sino sobre todo el significado de esa historia en un contexto concreto, y no hay límite de significaciones que pueden leerse en la obra. Toda interpretación iconológica depende por un lado de nuestra idea previa respecto a lo que estamos buscando, o en otras palabras, de nuestra opinión sobre lo que es o no estimable en el seno de una época o un ambiente dados (lo que se puede definir como proyección de significado concreta); y por otra, de lo que está en la voluntad del artista, a lo que sólo podemos acercarnos a través de hipótesis más o menos confiables.
El desarrollo de este proyecto permitirá junto a los avances del conocimiento fortalecer los vínculos de investigadores en historia religiosa y de la Orden Dominicana en la región del NOA, con el resto de Argentina y de América. Se prevé la realización de simposios, jornadas y congresos para debatir los avances de investigación promoviendo una mirada comparativa con los estudios de otras regiones del país y del continente americano.
Al incorporar estudiantes de la UNSTA o recién graduados se incentivará la formación de recursos humanos. Con la actualización bibliográfica y la vinculación a otras instituciones académicas, se ampliarán las perspectivas teóricas de análisis y el abordaje interdisciplinario de nuestras investigaciones.
La participación en eventos nacionales e internacionales, la organización de jornadas de carácter académico y la publicación de los resultados de la investigación en actas de congresos, libros y revistas especializadas, facilitará la difusión de los resultados de la investigación y el intercambio.
En la línea de las representaciones artísticas, se continuarán los estudios de arte colonial, específicamente imaginería y talleres locales que preservaron las técnicas y estilos de este arte mestizo (por ejemplo en la ciudad de Monteros, Tucumán). Por otro lado se proseguirá con el análisis de artistas locales y extranjeros que actuaron en esta provincia a partir de las primeras décadas del siglo XX y cuya influencia se extendió a todo el siglo introduciendo la vanguardia en el arte religioso.
La investigación en historia religiosa es una oportunidad para abordar el devenir de la Iglesia y la Orden Dominicana en los diferentes contextos epocales. Por tratarse la UNSTA de una institución católica y dominicana, desarrollar este proyecto de investigación constituirá un aporte específico, que permitirá difundir una mejor comprensión del rol desempeñado por estas instituciones y sus miembros en Argentina, desde el período colonial hasta la actualidad.
Entre la líneas prioritarias de investigación determinadas por la UNSTA, el diálogo entre fe y razón ocupa un lugar fundamental. Este proyecto de investigación plantea de manera inter y transdisciplinar, dimensiones del conocimiento teológico y de las ciencias sociales, buscando una mejor comprensión de la historia de la Iglesia y de la Orden de Predicadores como de los rasgos fundamentales de la tradición espiritual cristiana y dominicana.
– Indagar en las representaciones sociales sobre la iglesia, la Orden Dominicana y prácticas religiosas en Argentina desde la colonia a la actualidad.
– Analizar las nuevas sensibilidades estéticas que se desarrollan en nuestra provincia a partir de las primeras décadas del siglo XX, como espacio privilegiado para indagar en las representaciones sociales.
Directora
– Sara G. Amenta
Co-Directora
– Cynthia Folquer.
Investigadores
– Esteban Abalo
– Ana Cecilia Aguirre
– Estela Calvente
– Alejandro Esser
– Silvina Roselli
Estudiantes
– Lucia Juárez Garay
– José Luís Jorge